El arte cofrade consiste envolver el rostro de la Santísima
Virgen en un complejo embalaje de tradición, buen gusto y amor de sus hermanos
de manera que no pueda haber nada más bello para el que lo vea con el corazón
abierto y sin prejuicios.
Tan arte cofrade es poner el encaje en el rostrillo como
servir cervezas en la barra de una verbena para el servicio de los pobres. Arte
cofrade es cincelar un candelabro, y también
sonreír al hermano que necesita una
sonrisa.
Arte cofrade es bordar
un manto como pasarle la aspiradora una noche de Cuaresma.
Es tallar una voluta como vender una papeleta para pagarle
al tallista.
Es estar pendientes de que los penitentes y los espectadores
sepan el por qué de llevar un cirio
encendido.
Hay que tener mucho arte cofrade para dar un pasito a la
izquierda bien dado. Y Hay que ser un artista de la comunicación para pedirlo
en la forma adecuada cuando se es capataz o mayordomo.
Y hay que tener mucho arte cofrade en el cuerpo para ir
todos los domingos a misa y cantar ‘’Pescador de hombres’’ o ‘’Santo , Santo’’.
Tanto como el saetero que desde el balcón o delante del trono reza un martinete
jondo .
Los artistas de lo cofrade estamos dispuestos a mostrar año
tras año la Pasión y Muerte de Nuestro Señor de una manera tal que sutilmente
el que nos vea sepa que en realidad estamos ya celebrando la Esperanza en la Resurrección.
Que no tenemos más remedio que representar a Cristo
flagelado, pero los flagelos los hacemos de pega. Y las espinas de las coronas las despuntamos
sin que se note. Y las cruces se diseñan
de tal modo que el peso se transmita
vectorialmente a través de invisibles líneas de fuerza que terminan en nuestros
hombros y no en el hombro de Nuestro Señor. Que lo atamos a la columna, pero con hilos de oro y seda y en un fuste de nácar , carey y plata.
Que nublamos la ciudad de incienso no tanto para que huela
como para la nube de sahumerio difumine el rostro sufriente del Cristo o el
malo malísimo del sayón. Que ese rostro de Dios es el que luego veremos pidiéndonos
ayuda en el Cáritas parroquial o en la puerta de la Iglesia.
Hay quien ha mamado el arte cofrade y hay quien se acerca a
la cofradía sin intermediarios.
Hay a quien le resulta fácil y a quien le supone un esfuerzo
considerable.
Y hay quien se cree artista sin serlo y quien se cree más
artista que nadie.Pero el mundo cofrade es muy grande y cada uno de nosotros, los cofrades, un minúsculo granito de arena en un mundo donde todos somos necesarios , pero nadie es imprescindible.
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