Ir al contenido principal

CARNE DE CABALLO

 
 
Tengo 53 años. Mis recuerdos borrosos tienen  unos 47 y mis recuerdos nítidos unos  cuantos menos.
Mi memoria selectiva debe tener archivados muchos, bajo candado.
Pero de vez en cuando se le escapa alguno.
Entre mis recuerdos borrosos están unas bancas de madera de un colegio húmedo en las que habitaban ‘’chinches’’, que producían ‘’ronchas’’,habones como monedas de a ‘’dos reales’’.
Los palmetazos de la señorita Juanita, la coja, a la que temíamos como una vara verde.
Después de la guerra te daban el título de maestra con tener el bachiller. Y por supuesto adhesión inquebrantable al  Glorioso Alzamiento.
Los sabañones de los dedos. En un piso  había para el alquiler pero no  para  calefacción y tampoco se podían hacer braseros de cisco, como en el corralón.
El ‘’colorín’’ ,  que luego supe sarampión.
Recuerdo ir a la droguería de ‘’Dora’’ a comprar colonia a granel. Tu llevabas el frasquito y ella te dispensaba los milímetros cúbicos pertinentes con una especie de bote milimetrado. Y el champú Sindo, que vino a sustituir al jabón Lagarto. Lo vendían en unos diminutos  rombos de plástico al que había que despuntar uno de los extremos para que saliera el preciado gel. De brea o de huevo. Nada más. El de Brea era exactamente igual a los ‘’hilillos de plastilina’’ del Prestige. Yo rezaba porque mi madre comprara el de huevo.
No había Vaporetas. Había Zotal.
Los piojos se quitaban con un ‘’peine espeso’’.
Se comía pollo una vez en semana. Al ajillo.  Hasta que vinieron los ‘’Pollos al ast’’. En la Alameda esquina al puente había un establecimiento . Aquellos pollos dorándose girando sin fin y oliendo a gloria bendita, que te abrían más el apetito que la quina San Clemente.
A los niños en la Campana nos daban Moscatel con gaseosa.
El ‘’bístéc’’ con patatas y huevo era mi plato favorito. De magro de cerdo , por supuesto. La ternera de vez en cuando.
La pasta se llamaba cazuela de fideos. La paella cazuela de arroz . Y las hamburguesas se llamaban albóndigas con tomate. No existían los macarrones. Yo recuerdo la primera vez que los comí. Con tomate y chorizo. También recuerdo el primer perrito, que vino a sustituir las salchichas al vino
Mi madre no se fiaba de la carne picada, ‘’que le echan de tó’’, así que compraba el magro y se lo hacía picar por el carnicero a la vista de todo el mundo. Con testigos.
En la memoria de mi madre había recuerdos peores, mucho peores que lo míos.
Era una niña de la postguerra . No  hablaba mucho. Pero a veces lo hacía.
Me contaba como los taxistas cazaban palomas para el puchero. Las atraían al capó abierto del coche con migajas de pan y cuando estaban dentro lo cerraban bruscamente.
Mi padre, que era muy castizo y taurino, me contaba como los picadores picaban sin peto, y de vez en cuando corneaban a un caballo ‘’le cosían las tripas y salía otra vez al ruedo’’.
Luego vendían la carne del caballo muerto en la misma plaza.
Para muchas familias era un manjar, la única carne que podían permitirse . Pero todo el mundo prefería la ternera. O incluso el toro.
Así que si ahora se ha liado la de Dios es Cristo por que haya algo de carne de caballo en las hamburguesas, ya sabemos lo que hay que hacer. ‘’Carnicero, píqueme la carne que yo la vea’’.
Lo malo es que la carne para muchas familias es ya un artículo de lujo.
Lo malo es que mantener un caballo para que la niña lo monte los fines de semana es ya un lujo.
Así que a lo mejor, como está la cosa, terminamos comiendo caballo y palomas .
Y no es para tanto joder, que también comemos avestruz, y lo hacemos por gusto.
Pero que se sepa y sea voluntario. No nos vaya a pasar como en Sevilla, que vendían canguro como si fuese rabo de toro.
Cosas de un país donde los ministros comen yogures caducados.
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡UNA TAPA DE BODEGÓN!

-¡Camarero! ¿Cuál es el bodegón del día? -Buenas caballero. Tenemos el Wathsapps , el Instagram o el Photoshop. -¿Y? -De primero paella, con unos bonitos tonos amarillos de colorante "El avión" y rojos de pimientos morrones de lata en tiras que contrastan con el verde de los chícharos desparramados al azar entre los langostinos rosados de "Congelados Antonio" y las negras conchas de los mejillones que sobraron de la mariscada de los albañiles de ayer.  Con fondo de tinto Valdepeñas tapón de rosca y Casera blanca que le da profundidad y transparencia al conjunto. Todo ello sobre mantel de Makro mal cortado en los extremos que ofrece la rugosidad de pliegues imprescindible para toda foto barroca que se precie. De segundo el señor puede elegir boquerones,si tiene usted contactos forasteros, podemos pedirle al cocinero que los fría a manojitos, le dan un sutil toque de malagueñismo picassiano Los contrastamos con ensalada mixta de lechuga iceber

Etapas de la niñez según Lasalasaeta.

Con la vuelta al colegio en plena epidemia de COVID-19, se ha abierto un importante debate sobre la importancia que para el desarrollo intelectual de los niños podría tener la “pérdida de una generación” como dicen exageradamente algunos o “el influjo de un curso atípico sobre la maduración cerebral” como expresan otros o el “tampoco pasa nada” como también exageran uno cuantos.   Supongo que en el término medio estará la virtud. Ni cobardes ni excesivamente intrépidos. Y, sobre todo, sin olvidar la Historia, madre de todas las ciencias. Ni las historias, con minúsculas que suponen las experiencias vividas por los que ahora deben o debemos decidir.   A lo mejor lo que voy a contar os suena a algunos. Los psicólogos, pedagogos, sociólogos y otros especialistas suelen, en aplicación del método científico, clasificar. Y clasifican a los niños por edades. Edad fisiológica o intelectual, con predominio de la primera, que es más fácil de obtener.   Si emb

VIVENCIAS QUE MARCAN.

Seguramente nunca has conocido a nadie con "papel de pobre". Es posible que no recuerdes que había niños a los que se les daba un COLEMA en el cole, porque estaban cuasi raquíticos. Que nunca hayas entrado y olido "La Gota de leche" cuando allí se acinaban decenas de familias desahuciadas. Puede que no sepas lo que es un "peine espeso". Que nunca hayas tenido un amigo que vivía en una chabola. O en una cueva. Que no hayas sentido nauseas al entrar en el vater de un corralón. y no sepas lo que es vivir sin agua corriente. Quizás entre tus amigos de la infancia no haya ningún muerto por sobredosis de caballo. O esté aparcando coches para pagarse la dosis. A lo mejor no recuerdas tener ningún amigo poliomielítico lleno de herrajes para mantenerse a duras penas en pie. Seguramente no sepas de nadie cuyo padre alcohólico maltrataba con la correa a mujer e hijos y lo oyeras a través del delgado tabique. Y nadie hacía nada.