Corría
el año 77 y yo hacía C.O.U. en Maristas ( por cierto la ‘’ratio’’ era de 40
alumnos por clase). El ‘’Juanvi’’ puso un problema de estadística en la
pizarra. El entonces hermano Juan era un
tipo metódico, amante del ajedrez y del orden.
Mis compañeros
se afanaban en resolver el ejercicio
concentrados en sus cuadernos .
Vio que
yo no escribía y se acercó a mi pupitre.
-¿ Por
que no haces el ejercicio?.
-Ya
tengo el resultado
-Imposible,
ninguno de tus compañeros lo ha hecho.
Es imposible hacerlo tan rápido.
. Me
cogió el folio donde apenas había el planteamiento del problema y una cifra
escrita a Bic azul.
-‘En
efecto ese es el resultado’
-¿ Como
lo has hallado? , me dijo entre asombrado, incrédulo y algo molesto.
-‘Por
la cuenta de la vieja’ , respondí. En efecto lo había hecho mediante una simple
regla de tres.
Los que
leáis esto y conocisteis a Juan Villar os podéis imaginar su cara.
Contrariedad, sorpresa, estupor…
-¡Pero
tienes que hacerlo empleado las ecuaciones
y el método que yo os enseñé!
-¿ Por
que?
En el
fondo dudó, pero no podía manifestar duda ,ni
siquiera en su lenguaje corporal.
Permaneció enhiesto mirándome oblicuamente desde su posición dominante.
-Porque
lo digo yo.
Creo
que es algo que nunca me perdonó, entrecomillas. Como tampoco que le ganara una
partida de ajedrez en el autobús hacia París.
Era el
año después de la peluca de Santiago
Carrillo. El Carrillo que había dicho
que ‘’EL SOCIALISMO NO SE PUEDE IMPONER POR LA FUERZA ’’.
Esas
palabras siempre me han sonado. Todos los curas que he conocido me decían lo
mismo sustituyendo la palabra
SOCIALISMO por CRISTIANISMO.
En
efecto, entre las aguas del cristianismo y el socialismo he nadado siempre desde la convicción de que las ideas no se
pueden ni se deben imponer por la fuerza, sino desde el ‘’ejemplo de vida’’
cristiano o socialista.
Dice el
zorro de ‘’El Principito’’: ‘He aquí mi secreto, que no puede ser más
simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para
los ojos.’ Lo esencial para mi es la preocupación por los más desvalidos de la
sociedad en sus dos vertientes: caridad cristiana y justicia social.
¿ Os habéis perdido?. Yo también. Reconduzco.
A la solución de los problemas de la sociedad que hoy día
son muchos y graves, se pueden plantear alternativas desde todos los ámbitos. Y podemos hacerlo
todos, sin complejos, porque aunque los políticos quieran hacernos creer que se
necesaria una gran y costosa organización política, administrativa, burocrática,
intelectual, universitaria, en realidad, los ciudadanos sabemos que podemos
solucionar las cosas mediante la ‘’cuenta de la vieja’’, que es lo que de hecho
aplicamos en nuestra economía doméstica para poder comer y vivir día a día.
Desde las cátedras de
economía, desde los ministerios y desde las consejerías. Desde los cargos de
confianza y los asesores técnicos. Desde
la prepotencia y la imposición, no han sido capaces de solucionar nuestros
problemas, al contrario, cada día nos crean nuevos.
Somos muchos dispuestos a poner un granito de arena. ¿Como?
Yo no lo sé, ojalá lo supiera.
Sólo permanezco atento a los que ocurre esperando la llegada
del filósofo del siglo XXI que aglutine ese pensamiento colectivo de los
ciudadanos de a pie.
Alguien que desde el convencimiento y no desde la imposición
sea capaz de ponernos de acuerdo a todos como colectivo a trabajar por el
futuro.
Alguien que comprenda que no hacen falta tantas ecuaciones
caducas que no comprendemos.
Alguien que entienda que muchas cuentas de la vieja sumadas
puedan solucionar la gran ecuación. El FUTURO.
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