Mariano Rajoy y Disneylandia
Muchas familias con niños pequeños esperan con ilusión poder ir un día a Dysneylandia.
Es como un paraíso en la tierra donde se olvidan todos los males. Es como formar parte de un cuento de hadas buenas. Es un mundo de reyes que rescatan de la miseria y del maltrato doméstico a jovencillas. Un país de las maravillas de conejos con prisas y reinas que cortan cabezas sin transcendencia. Donde un beso te saca del coma. Donde no hay que trabajar, porque ya lo hacen los enanos por ti.
Es el lugar donde hay que llevar a los niños enfermos incurables antes de morir. Es la Meca, el San Pedro, la Jerusalén a la que peregrinar .
Un mundo de animalillos ejemplares que hablan.
Muchas familias con niños pequeños trabajan duro, muy duro y se quitan de muchas, muchas cosas para poder ahorrar y llevarlos unos días a aquel paraíso.
Donde el nivel de adrenalina que te producen las atracciones está calculado por expertos equipos de médicos e ingenieros. Donde guardar cola es el impuesto sobre los futuros 5 minutos de felicidad. Donde la comida es fast y los camareros antipáticos. Donde hay que pagar hasta para mear. Donde las sonrisas son artificiales, donde la cara de felicidad de los inmigrantes que hay debajo de los personajes de cuento de peluche es inversamente proporcional a la del personaje que representan.
Muchas familias con niños pequeños viajan por primera vez en avión para ir a París . En un vuelo low cost les hacen sentir como a borregos. Tienen que pagar hasta por beber agua. Y sortean peluches. En un hotel del entorno del Parque hacen lo imposible porque no se muevan de allí y todo el gasto quede en la empresa. Paquetes Ti. Te ponen una pulserita, pero si por ellos fuera te tatuarían un número.
A pocos kilómetros está el Louvre, Los Inválidos, Versalles, Notre Dame, el Sena…pero ¡hemos venido por los niños! ¡ ya vendremos nosotros a París!, dicen, sabiendo que no será verdad.
Al segundo día están ya hartos, los padres y los niños. Pero hay que aprovechar , que ha costado mucho, Venga, otra vuelta en el Space mountain. ‘’Papá yo voy a largá’’ dice el mediano, cual niño de los garbanzos gandiano. ‘’El Goofy me ha tocado el culo’’ , dice la adolescente. ‘’¿Podríamos comer un ensalada?’’ dice el menor, ante la atónita mirada de la madre ‘’¿Ensalada? Aprovecha y comete otra hamburguesa’’ , dice la madre autosorprendida por lo que acaba de aconsejar .
Ya de vuelta, tras pagar un desproporcionada cantidad de dinero en facturación por pesar las maletas más de la cuenta y cargados de peluches caros que mañana verán a un 10% del precio, en el chino de la esquina, comentarán a todo el mundo lo requetebién que se lo han pasado ‘’¿ verdad hijo?’’ .
En realidad se pasa mejor en la feria del pueblo. Pero con lo que ha costado el viajito…
‘’¡Se ha pasado bien por cojones!’’ dice el padre de vuelta de 12 horas sobre el tractor.
¿ Y que tiene esto que ver con Mariano Rajoy? Se preguntarán ustedes.
Esperen unos meses y no será necesario que les conteste.
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